
De este texto el investigador alemán Adolf Schulten (1870-1960), conocido entre otras cosas por dirigir las primeras excavaciones en Numantia y ser una de las autoridades en la materia, interpretó que Corocotta, que tal resistencia mostraba contra el Imperio romano, no era sino un fiero y valiente caudillo cántabro que mantuvo en jaque durante las guerras cántabras hasta al mismísimo Octavio Augusto. El hecho de que los romanos llamasen “bandolero” a todo aquel que pusiese resistencia al Imperio, la posible raíz céltica del nombre, así como la existencia de una única guerra en los tiempos de Augusto en Hispania, la denominada Guerra Cántabra, llevaron a Schulten a erigirlo como jefe de los cántabros en su resistencia a la romanización.Esta idea ha sido rep

Pero como no es oro todo lo que reluce, hay también numerosas voces, y algunas de mucho peso en el mundo académico, que están totalmente en contra de esta interpretación y creen que hay que desmitificar a Corocotta. Encabezadas por la doctora en Historia Antigua y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid Alicia Mª. Canto, piensan que Corocotta no fue guerrero sino ladrón, que no era hispano sino de origen africano, y que nada tuvo que ver con la guerras cántabras sino más bien con un episodio aislado y anecdótico con el emperador Augusto. Canto basa su tesis en varios puntos, entre los cuales destacan que Dión Casio no menciona a Corocotta en sus libros sobre las guerras cántabras, sino en otro dedicado a la magnificencia y clemencia de su emperador Octavio Augusto; que únicamente aparece mencionado una única vez en todas las fuentes clásicas conservadas, e incluso que el propio nombre de Corocotta, que ella misma piensa tiene un origen africano y no hispano, no es propio de un gran guerrero por lo que significa (el hiena) y si de un ladrón.

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